Puede que muchos no lo sepan, pero, los granos del café se deterioran naturalmente tanto como algunos tipos de frutas comunes. Por ello, una excelente forma de tenerlos en casa conservando sus propiedades en cuanto a sabor y frescura, es comprar los granos de café tostado.
El disfrute de un buen café funciona como una sensación catártica para muchos amantes de esta bebida con popularidad mundial. Por lo que, es vital que sepamos como tratarlo, almacenarlo y molerlo para extraer sus excelentes características; sobre todo, si hablamos del café de la mañana.
No todo el mundo cuenta con un molinillo especializado para moler los granos tostados de café; así que, mencionaremos algunas técnicas caseras que nos dejarán un resultado más que satisfactorio al molerlo.
Moler café con molinillo
Uno de los principales beneficios de moler café en casa es el mayor aprovechamiento de los nutrientes contenidos en cada grano. Por si no lo sabías, el café es una excelente fuente de antioxidantes que colabora con el correcto funcionamiento de nuestro organismo; por lo que, consumirlo con regularidad, puede evitar patologías que van desde la salud cardiovascular hasta la fatiga.
Si piensas comprar un molinillo para café, la primera recomendación que te damos es evitar los molinillos de cuchillas. Pues, seguramente van bien con otro tipo de semillas; pero, el resultado en el café es una molienda irregular que no permitirá el desarrollo de sabores esperado. Es decir, algunas partículas serán más finas y podrán disolverse, mientras que, otras no lo serán.
Tipos de molino para café recomendados
- Muelas planas. Pueden ser manuales o eléctricos, también, es posible que los conozcamos como “Fresas”, y, su principal ventaja es una molienda precisa. Dependiendo del modelo, habrá más o menos niveles de terminación a conseguir; pero, gracias al paso del café por las muelas, tendremos partículas de un mismo tamaño que ofrecerán un sabor uniforme.
- Muelas cónicas. Su principal ventaja, además de la precisión es la durabilidad. Suelen ser fabricados en cerámica o acero inoxidable, brindando un triturado excelente; aunque, la calidad ofrecida suele ser vendida por un precio mucho mayor.
La molienda también esconde sus secretos, pues, dependiendo del tipo de cafetera que estemos utilizando, lo querremos más o menos fino. Por ejemplo:
- Molienda fina. Suele ser una textura tan delicada como la sal de mesa que tenemos en casa y suele ser el nivel más alto del molino. Es ideal para obtener un café expreso de maquina industrial o si utilizamos una cafetera turca.
- Molienda media. Pueden parecer pequeños granos de azúcar morena con una textura grumosa y diferenciable. Es la textura ideal para quienes utilicen cafeteras con filtro para colar el café, así como, las populares mangas de goteo o cafeteras de sifón.
- Molienda gruesa. Se trata de una terminación parecida en textura a la de la sal gruesa, con granos apreciables. Es ideal para quienes son adeptos al café de infusión en frío o aquellos que prefieren utilizar una prensa francesa.
Otras formas de moler café
Como decíamos arriba, algunos no terminan de decidirse por comprar un molinillo, pero, pueden apreciar las mieles de un café recién molido. Todos podemos improvisar con alguno de los siguientes métodos de molienda para llegar a la textura deseada:
Mortero
Cabe decir, que, antes de la existencia de los molinillo de café, esta era la mejor forma de hacerlo en casa para aprovechar mejor los nutrientes. Es una forma lenta, en la que, debemos ir dosificando la cantidad de grano a moler; para luego ir tomándole el truco y darle pasadas lentas pero firmes hasta llegar a la textura deseada. Comienza con unos pocos granos y avanza poco a poco en cantidad.
Con licuadora
Puede parecer similar a lo que contraindicábamos en la compra de un molinillo de cuchillas, pero, si es lo que tenemos, tendrá que servir. Destacando, que, nunca es comparable el poder de una licuadora doméstica con la poca potencia de un molinillo pequeño.
Toma una porción de granos de café y viértelos en el interior de la licuadora, tapa y configúrala (Si es posible) en la opción moler. Si tu licuadora no tiene esa funcionalidad, solo deberás ajustar a máxima potencia e ir probando pulsos hasta llegar a la textura deseada.
Con un rodillo
Es otra forma un poco más rudimentaria, pero, que puede brindar un buen resultado si se aplica con paciencia. El procedimiento consiste en introducir los granos de café en una bolsa resistente (Aquellas que son para congelar servirán bastante bien), y retirar todo el aire.
Luego, colocamos la bolsa en una superficie plana y lisa en la que podamos apoyarnos y hacer fuerza; para comenzar a pasar el rodillo continuamente, hacia adelante y hacia atrás, hasta llegar a la contextura que queremos.






